Este post surge a partir de mi lectura actual, que no es otra que "Lo que fue de ella" segunda parte de la archiconocida "Si decido decido quedarme" de Gayle Forman que leí hace ya varios años. Al empezar este libro he retomado un genero que tenía prácticamente abandonado, como es el de la literatura Juvenil Romántica.
Y de ese reencuentro con el género nace la idea de escribiros sobre una de las experiencias más frustrantes que he vivido como lectora, el tener que desintoxicarse de un género específico.
Supongo que yo, como la mayoría de vosotros, me he pasado toda mi vida, incluyendo la problemática adolescencia, perdida entre libros, navegando entre ellos, formándome y creciendo con la literatura. Y en una etapa en concreto entre los doce y los dieciséis años me dio por leer casi exclusivamente Juvenil Romántica, si bien es cierto que los intercalaba con otros libros, como los de clase o alguno que me recomendaran mis padres, en realidad era lo que más me llamaba la atención. Así fue como empecé a empacharme, porque esa es la metáfora exacta de lo que pasó. Enlazaba un libro con otro sin descanso, estaba plenamente informada de los nuevos títulos o de los autores más relevantes y me lanzaba a ellos sin mayores miramientos. Tengo que reconocer que esas lecturas me marcaron profundamente, forman parte de mí todas esas historias, pero entonces... Empecé a compararlas, a ser una lectora cada vez más crítica y más difícil de complacer o de sorprender. Fue entonces cuando tuve que dejarlo, porque me harté, y a los dieciséis años dejé de leer ese tipo de libros, quizá con algunas excepciones, hasta este momento, en el que vuelvo a él. ¿Qué pasó para que esto sucediera? Pues es algo que me he estado planteando durante todo este tiempo... Y creo que ya he logrado encontrar la respuesta. Al leer siempre el mismo género lees siempre historias basadas, en mayor o menor medida, en los mismos tópicos; puede que unas sean más originales, tengan un punto de vista trasgresor, un protagonista fuera de serie, etc. pero a fin de cuentas suelen acabar cayendo en lo mismo y tú te vuelves ya un experto en giros supuestamente inesperados o en personalidades que se deberían considerar complejas. Pero a estas alturas ya no te sorprende nada, pierdes el gusto por leerlas, porque lo que esperas de una historia es que te atrape, y si tú vas un paso por delante eso es imposible.
Así que tuve que tomarme unas largas vacaciones y cambiar completamente de temática, probar nuevos libros, nuevas experiencias, nuevas formas de narrar, personajes y tramas. Aprendí la lección y también estos nuevos géneros los intercalo, nunca leo dos libros seguidos que sean del mismo estilo, de este modo he logrado desintoxicarme e iniciar de nuevo un acercamiento.
Finalmente he llegado a la conclusión de que, como todos los géneros, en mi opinión Juvenil Romántica tiene que ser intercalada con libros de temáticas muy diferentes y así no perder la magia que, yo estoy segura, tienen.