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jueves, 23 de octubre de 2014

Mi experiencia como lectora: Literatura Juvenil Romántica.

Este post surge a partir de mi lectura actual, que no es otra que "Lo que fue de ella" segunda parte de la archiconocida "Si decido decido quedarme" de Gayle Forman que leí hace ya varios años. Al empezar este libro he retomado un genero que tenía prácticamente abandonado, como es el de la literatura Juvenil Romántica.

Y de ese reencuentro con el género nace la idea de escribiros sobre una de las experiencias más frustrantes que he vivido como lectora, el tener que desintoxicarse de un género específico.


Supongo que yo, como la mayoría de vosotros, me he pasado toda mi vida, incluyendo la problemática adolescencia, perdida entre libros, navegando entre ellos, formándome y creciendo con la literatura. Y en una etapa en concreto entre los doce y los dieciséis años me dio por leer casi exclusivamente Juvenil Romántica, si bien es cierto que los intercalaba con otros libros, como los de clase o alguno que me recomendaran mis padres, en realidad era lo que más me llamaba la atención. Así fue como empecé a empacharme, porque esa es la metáfora exacta de lo que pasó. Enlazaba un libro con otro sin descanso, estaba plenamente informada de los nuevos títulos o de los autores más relevantes y me lanzaba a ellos sin mayores miramientos. Tengo que reconocer que esas lecturas me marcaron profundamente, forman parte de mí todas esas historias, pero entonces... Empecé a compararlas, a ser una lectora cada vez más crítica y más difícil de complacer o de sorprender. Fue entonces cuando tuve que dejarlo, porque me harté, y a los dieciséis años dejé de leer ese tipo de libros, quizá con algunas excepciones, hasta este momento, en el que vuelvo a él. ¿Qué pasó para que esto sucediera? Pues es algo que me he estado planteando durante todo este tiempo... Y creo que ya he logrado encontrar la respuesta. Al leer siempre el mismo género lees siempre historias basadas, en mayor o menor medida, en los mismos tópicos; puede que unas sean más originales, tengan un punto de vista trasgresor, un protagonista fuera de serie, etc. pero a fin de cuentas suelen acabar cayendo en lo mismo y tú te vuelves ya un experto en giros supuestamente inesperados o en personalidades que se deberían considerar complejas. Pero a estas alturas ya no te sorprende nada, pierdes el gusto por leerlas, porque lo que esperas de una historia es que te atrape, y si tú vas un paso por delante eso es imposible.

Así que tuve que tomarme unas largas vacaciones y cambiar completamente de temática, probar nuevos libros, nuevas experiencias, nuevas formas de narrar, personajes y tramas. Aprendí la lección y también estos nuevos géneros los intercalo, nunca leo dos libros seguidos que sean del mismo estilo, de este modo he logrado desintoxicarme e iniciar de nuevo un acercamiento.

Finalmente he llegado a la conclusión de que, como todos los géneros, en mi opinión Juvenil Romántica tiene que ser intercalada con libros de temáticas muy diferentes y así no perder la magia que, yo estoy segura, tienen.

lunes, 20 de octubre de 2014

Reseña: Eugénie Grandet

Título: Eugénie Grandet
Autor: Honoré Balzac
Número de páginas: 204
Saga: No
Editorial: DeBolsillo
Género: Realismo




Sinopsis: Considerada por algunos como la obra maestra de Honoré de Balzac, forma parte de su ambicioso proyecto de la Comedia humana. La acción se centra en la hija de un rico inversionista, la bella y delicada Eugénie, asediada por dos grandes familias burguesas que buscan su mano, pero ella permanecerá fiel a su verdadero amor, su primo Charles. Asfixiada por las convenciones sociales y por la avaricia de su padre, su temperamento sumiso se rebela por amor. Pero ese mismo amor que la ayuda a madurar es también el causante de la soledad, la monotonía y la melancolía que enmarcan lo estéril de su existencia. 

Opinión: Fue mi profesora de literatura universal la que me habló efusivamente de este libro, y nos recomendaba siempre tanto éste como Papá Goriot del mismo autor. Así que tras buscarlo con ahínco en diversas ferias del libro antiguo, terminé por comprarme la nueva edición de DeBolsillo. Aun con todo he de decir que no sabía qué esperarme de este libro, porque no tenía ni idea de la trama principal. Así que me lancé a la aventura y tengo que confesar que estoy encantada. En un primero momento el libro se me hizo un poco pesado, ya que se pasa todo el comienzo haciendo extensísimas descripciones tanto del pueblo, como de las costumbres y de los personajes. A mí, personalmente, no me gusta mucho que se describa la personalidad de cada uno de los protagonistas, como poniéndote sobre aviso de cómo van a ser, prefiero irlos conociendo a lo largo de la novela, así que este punto me decepcionó. Pero la historia va cogiendo ritmo y enseguida te das cuenta de que Balzac tiene una pluma que te atrapa sin saber muy bien por qué. La trama no es especialmente compleja, y da saltos en el tiempo bastante extraños, como que más de la mitad del libro se desarrolla en dos días y durante el resto pasan siete años y acontecimientos muy relevantes que se pasan en dos hojas, pero aún así consigue mantener el interés y su forma de escribir es bastante ágil. En conclusión, aunque en un primer momento me pareció demasiado descriptivo, en seguida me atrapó y me ha gustado mucho. En esto también puede tener algo que ver el hecho de que soy una ávida lectora de Jane Austen que escribe realismo de la Inglaterra de principios del s.XIX y Balzac escribe realismo francés de mediados de este mismo siglo. Así que si te ha gustado Jane Austen yo creo que te gustará Balzac.

Lo mejor: El ritmo que toma la novela a partir de la mitad y la maravillosa caracterización de los personajes, así como de la época en la que está situada la historia.
Lo peor: Los saltos temporales tan extraños que hace, que no se recree más en desarrollar ciertos hechos muy relevantes y que describe demasiado la personalidad de los personajes en vez de dejarte conocerlos.


martes, 14 de octubre de 2014

Feria del Libro Viejo y Antiguo


El pasado domingo me acerqué con un amigo a la XXVI Feria del Libro Viejo y Antiguo de Madrid, pero antes de entrar en la feria en si, me gustaría hablar de una cosa antes. ¿A quién se le ocurrió ese nombre para la muestra? ¿Nadie se dio cuenta de lo mal que sonaba "viejo"? Sinceramente, me parece que el nombre no es precisamente una invitación a ir, suena a que vas a coger un libro y directamente se va a deshacer en tus manos, al menos "antiguo" suena mucho más elegante y atractivo.


Dejando de lado estas consideraciones nominativas, mi curiosidad inevitable hacia cualquier cosa que tenga que ver con los libros me llevó al Paseo de Recoletos para comprobar que ésta era la versión madrileña de lo que en mi ciudad se llamaba Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. De modo que ya me sentía como pez en el agua y fui parándome caseta por caseta y admirando esas preciosas ediciones antiguas, o ese título tan buscado de segunda mano y a un precio más que asequible (estuve tentada de comprarme "La perla" de John Steinbeck por unos irrisorios tres euros)

Pero la verdadera motivación que me había llevado a la feria era buscar un libro relativamente barato en inglés para mi amigo, un título conocido para leer en su idioma original. Y cuál es mi decepción al descubrir que en muy pocos puestos cuentan con material en otros idiomas, y ya qué decir de inglés (sorprendentemente hay una gran cantidad de libros en francés) Es cierto que es comprensible puesto que es más común encontrar libros antiguos (me niego a utilizar la palabra viejos) en nuestro idioma, pero me hubiera encantado que, del mismo modo que había un puesto dedicado únicamente a la novela gráfica, hubiera también alguno especializado en libros de habla extranjera. Finalmente encontramos una edición de bolsillo de "El Código Da Vinci" en su idioma original y nos dimos por satisfechos. Pero sigo insistiendo en que si hubiese un puesto que contase con, por ejemplo, Jane Austen o Shakespeare en inglés, triunfaría.

Aún con todo la sensación global es, como siempre, maravillosa, ese olor a libro de segunda mano, a primeras ediciones... Todo eso es único. Si queréis disfrutarlo aún estáis a tiempo, están hasta el 19 de Octubre en el Paseo de Recoletos, entre la calle Prim y la plaza de Colón.

domingo, 12 de octubre de 2014

Reseña: Alguien dice tu nombre


Título: Alguien dice tu nombre
Autor: Luis García Montero
Número de páginas: 226
Saga: No
Editorial: Alfaguara
Género: Realista



Sinopsis: En el verano de 1963 España se muestra triste, espesa y encogida. El tiempo parece haberse detenido en el calendario y a todos les duelen los pies al caminar por la vida, como si les hicieran daño los zapatos. Pero en cualquier momento la suerte puede cambiar: por las grietas del presente gotea un poco de esperanza.
Este verano seco, caluroso y desatinado es el del despertar de León Egea. Alejado del ambiente claustrofóbico de su pueblo y herido por la literatura, comienza a trabajar en la editorial Universo y vive su primer amor. En los momentos difíciles es importante apostar por el futuro en cómodos o incómodos plazos. Porque el futuro no será de los indiferentes.
Pero hay que poner nombre a las cosas. Es lo que las hace reales, lo que les da consistencia. La ciudad detenida en el tiempo es Granada, Consuelo es la mujer bella e inevitable de la que se enamora León y el porvenir no lleva otro nombre que el del compromiso. Sí, todo empieza con el nombre.

Opinión: Para empezar quiero decir que fue un libro que me regaló una de mis mejores amigas por mi cumpleaños, ya que cada año me regala un libro, y suelo fiarme de su criterio (hace tres años me regaló El nombre del viento y hasta este año no se lo he agradecido con creces) Pero en concreto este libro me llegaba de parte de su madre, que era la que realmente se lo había leído. Hoy he acabado de leerlo... Y he de decir que no me ha gustado demasiado. No quiero ser categórica y decir que no me ha gustado nada de nada, porque eso tampoco sería cierto, hay partes que me han resultado muy tiernas y otras con las que incluso me he sentido bastante identificada. Pero en general el libro no me ha enganchado en absoluto y la forma de escribir del autor no me ha resultado nada atractiva. Por un lado hay que recalcar que, al ser el escritor en realidad poeta, el libro era casi poesía en prosa, cargado de metáforas, cadenas interminables de adjetivos o de repeticiones, con el objetivo de dar ritmo. Y es cierto que puede ser justificable con le hecho de que el libro esté escrito como si en realidad fuera el diario de León, el protagonista, y describir así sus sentimientos y emociones; la idea está bien, pero en mi opinión no funciona en novela. Por otro lado está la trama, insulsa por todos los lados, sin ningún gancho, ningún giro sorprendente o interesante hasta, literalmente, las últimas 11 páginas del libro; y esa historia que es la que tiene un poco de miga no se desarrolla. Decepcionante.
A su favor diré que tiene personajes variopintos bien descritos y que muchas reflexiones de León son perfectamente aplicables a cualquier estudiante joven que se haya ido a una ciudad grande a la universidad. Pero, en resumen, no la recomendaría.

Lo mejor: Algunas de las reflexiones de León sobre estudiar fuera de casa o sobre sus sueños de ser escritor.
Lo peor: Una trama que no engancha y una forma de escribir demasiado poética.



Coleccionando Librerías: La Buena Vida.

Esta pequeña librería enclavada a pocos metros del metro de Ópera y del Teatro Real ha sido mi pequeño gran descubrimiento de esta mañana. Me he acercado concretamente a visitarla con una amiga tras haber leído una muy buena reseña que se hacía de ella en la revista Jot Down. Tenía muchas ganas de conocer este café del libro.


Al abrir la puerta lo primero que me sorprende es la distribución, y quizá que me la esperaba más grande. Lo primero que busco con la mirada es una barra, estilo cafetería, al fin y al cabo es una librería-cafetería. Pero lo único que descubro son libros, y más libros, y una máquina de café en una esquina, justo al lado de una nevera repleta de refrescos. 
Nos dedicamos a observar un poco los títulos de las estanterías, mientras mi amiga busca algo de Jack London (fascinada por su actual lectura de Colmillo Blanco), yo hojeo sin compromisos, satisfechas mis ansias lectoras tras haberme hecho con un precioso ejemplar de Eugénie Grandet el lunes. Observo una pequeña sala algo más escondida en la que antes no había reparado y que parece repleta de libros infantiles, una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro al descubrir que el local es más grande de lo que pensé al principio. Es en ese momento cuando me encuentro de frente con un magnífico expositor vertical, de estos giratorios que contienen muchos libros... Dedicado a novela juvenil. He de reconocer que últimamente no es un género que me llame especialmente la atención, pero he empezado varias trilogías y en un momento me he encontrado con tres segundas partes en la mano, sufriendo por no poder llevármelas a casa. Las dejo con solemnidad y me acerco al librero para preguntarle por el sistema de cafetería. Me explica que es autoservicio y que pone los precios de cada cosa al lado. Un capuchino con bizcochos acompañan la siguiente hora de conversación, rodeadas de historias, levantándonos cada poco rato para preguntar por cierto libro que nos ha venido a la mente, coger de la estantería una portada llamativa o un autor curioso, o simplemente debatir sobre nuestras lecturas actuales.
Antes de abandonar el local nuestros instintos más bajos de lectoras nos impulsan a llevarnos un libro cada una, en mi caso al final me decanto por darle una oportunidad a una de esas segundas partes Lo que fue de ella secuela del fascinante Si decido quedarme que me conquistó hace ya varios años y que desconocía que tuviera continuación.
Y por supuesto, me he hecho con varios marcapáginas nuevos para mi colección.

Abriendo páginas

Un marcapáginas es un objeto muy simple que utilizamos para señalar el punto exacto donde hemos parado nuestra lectura. Puede ser un trozo de papel que hayamos encontrado a mano, una esquina doblada, el billete del metro o uno en condiciones, cogido en alguna librería. Sencillo y útil, sin más misterio.
Pero para mí significa mucho más, es una pequeña obra de arte enterrada entre las páginas de alguna historia que aún me depara sorpresas, que tiene más para mostrarme; significa la esperanza de volver a sumergirme en ese libro justo donde lo dejé y sobre todo significa no doblar una página de un libro bajo ningún concepto.
Mis estanterías se van llenando de libros a la par que mis álbumes de marcapáginas, los hay bonitos, de propaganda, regalos, compras o simplemente especiales. Todos y cada uno de ellos se acumulan con el único propósito de ser contemplados y admirados, mientras que algún hermano repetido hace el trabajo sucio.
Adoro los marcapáginas, pero no sólo ellos, adoro los libros que marcan, las historias que guardan con celo, adoro ese mundo literario que hay a mi alrededor y de los que ellos forman parte.

¡Bienvenidos!