Páginas

miércoles, 27 de febrero de 2019

Relatos de FEBRERO #OrigiReto2019

Si me seguís por Twitter (@CMarcapaginas) habréis visto que estoy participando en un reto de escritura creativa llamado #OrigiReto en su edición de 2019. Ha sido creado por Katty (@Musajue) y Stiby (@Stiby2)





Tenéis toda la información en los blogs de las creadoras ( La pluma azul de Katty y Sólo un capítulo más)




Microrrelato FEBRERO- Abuela

Si ser un niño de trece años ya es difícil, imaginaos si además vives en una casa encantada. Por supuesto, lo de la casa encantada es un mito.

Mi abuela está en el salón, parece entretenida con algún programa de variedades. Vivo con ella desde que mis padres fallecieron. Malhumorada, me manda a la cocina a limpiar los platos.

Aún desde allí puedo escuchar los estridentes sonidos de la televisión. Cuando termino me doy cuenta de que me muero de hambre. Es tarde y mi abuela aún no ha preparado la cena. Rebusco en la despensa y, aparte de unas latas de conserva caducadas, no encuentro nada.

En ese momento oigo el timbre y mi abuela me ordena que vaya a abrir. Al otro lado de la puerta unos policías aguardan.

— Buenas noches, jovencito. Vas a tener que acompañarnos.

No entiendo nada. Cuando les pregunto el porqué, se limitan a contestar:

—Tu abuela ha muerto en un accidente de tráfico. Ahora el Estado se hace cargo de ti.

De fondo sigo escuchando las risas enlatadas de la televisión.

  • Objetivo#4 Haz un relato que transcurra en una casa encantada.
  • Objeto oculto#9 Lata de conservas caducada



-----------------------------------------------------------------------------------------



Relato Febrero- Olivia

Cuando se abrieron las puertas automáticas de la entrada, Olivia compuso su mejor sonrisa de suficiencia. Los jóvenes que esperaban al otro lado murmuraban nerviosos.

—Pasad chicos, como si estuvierais en vuestra casa. —Anunció con voz clara y firme. Pero, cuando giró sobre si misma para internarse en las amplias instalaciones del laboratorio, tragó saliva. No hacía mucho había sido como ellos, una estudiante ilusionada y curiosa que jamás se habría imaginado la oportunidad que aparecería ante ella.

BioNovaTech era la mayor empresa de investigación del país, por no decir del mundo. Tenía pequeños laboratorios en todos los rincones del planeta y sus proyectos eran de lo más variopintos. Desde sencillas fórmulas farmacéuticas que solucionasen problemas del día a día, hasta estudios secretos de corte militar.

Las puertas de ese exclusivo mundo de privilegiadas mentes se había abierto para Olivia con un simple post en un blog. La chica, que en esos momentos estaba terminando sus estudios en biotecnología, utilizó esa bitácora digital para desahogarse al no haber sido admitido por su tutor el tema que realmente le interesaba. La Rabia Humana ya era conocida y ella creía tener algunas ideas sobre cómo hacerle frente. Este argumento no convenció al profesor que se haría cargo de su Trabajo de Fin de Grado, pero pareció resultar interesante para BioNova Tech. Tiempo después de haber publicado la entrada hablando del tema y cuando ya casi había olvidado su existencia, recibió una llamada de la empresa. Querían que hiciese unas prácticas con ellos y se mostraban dispuestos a ofrecerle después un hueco en su equipo.

Olivia no tuvo ni que pensarlo para aceptar, y se había esforzado para que no se arrepintiesen de su propuesta.

Ahora formaba parte de uno de los grupos de investigación pioneros en la Rabia Humana, aunque hoy le hubiera tocado hacer de guía turística. Recorrió las salas que creía que podían ser de interés dando escuetas explicaciones y amenizándolas con algún chascarrillo que casi nadie parecía entender. Conforme iban avanzando su aburrimiento aumentaba. No veía el momento de volver a su mesa de trabajo y dejar de lado a esos estudiantes que parecían un grupo de muertos vivientes.

Aceleró el paso mientras se acercaba a su ala del edificio. En ella se encontraban los laboratorios que cumplían las más estrictas normas de vigilancia. Bajó el tono de voz para anunciárselo a los chicos y pareció que por fin lograba captar su atención. Deslizó su tarjeta de seguridad y una voz mecánica le anunció que accedía a un área restringida. A lo largo de todo el pasillo una de las paredes era completamente de cristal, para que desde fuera pudiera verse el trabajo de los científicos que estaban dentro de los laboratorios. Se paró delante del 6B y saludó amigablemente a Max, su compañero, que se encontraba dentro con una paciente.

El grupo comenzó a susurrar cuando vieron a la mujer encadenada. El investigador, que permanecía de pie a su lado, sujetaba firmemente una jeringuilla. Pero lo chocante era que, aparte de por las correas que la rodeaban, la mujer parecía completamente normal. Charlaba animadamente con el hombre y externamente no mostraba ningún signo que hiciera sospechar que estaba infectada.

—Como ya sabéis la Rabia Humana no es fácil de detectar. Los síntomas aparecen sólo segundos antes de que la enfermedad acabe con el raciocinio y, posteriormente, con la vida de la persona. —Los pies le dolían muchísimo. No había sido buena idea ponerse los tacones si sabía que tendría que hacer la visita. Se estaba arrepintiendo de haber querido causar buena impresión. —En BioNova Tech hemos desarrollado un fármaco que, atentos porque esto es altamente confidencial, consigue detener el avance de la enfermedad. —Un gemido incrédulo escapó de su curiosa audiencia, que alternaban sus miradas entre ella y el laboratorio. Se dispuso a detallar un poco más algunos aspectos técnicos del medicamento que era como su hijo pequeño. Pero antes se recostó contra la pared, intentando descargar un poco de peso de sus pobres pies. Comenzó a hablar de manera casi automática, mientras se arrellanaba intentando encontrar una postura que le resultase cómoda. Sin querer, en su búsqueda, resbaló un poco y sus hombros fueron a golpear el extintor que descansaba colgado de la pared. Antes de que la vergüenza de su torpeza pudiera alcanzar su rostro, vio cómo el aparato contra incendios caía al suelo y se desataba la locura.

Recordándolo, podía visualizar ese momento a cámara lenta. El extintor cayendo al suelo, su compañero Max alzando los ojos para mirar en su dirección y, justo en ese momento, la paciente comenzó a brotar. Los ojos se le pusieron en blanco y comenzó a salirle espuma de la boca. Y antes de que le diera tiempo a tomar aire, se había abalanzado sobre el compañero de Olivia, seccionándole a yugular de un mordisco. Él había intentado clavarle la inyección, pero ya era demasiado tarde. Sólo era efectiva en los segundos en que los síntomas empezaban a hacer aparición. Ni antes, ni después. Y su compañero había perdido esa única oportunidad. El resto de las ataduras no habían sido un problema para la mujer, gobernada por la enfermedad. Se había arrojado instintivamente contra el cristal detrás del cual le observaba todo el grupo.

Para cuando pudo ser consciente, Olivia corría descalza por el edificio. De manera instintiva se estaba dirigiendo al garaje. No tenía tiempo para pensar. Había más individuos como esa mujer en el laboratorio. Personas que habían dado positivo como portadoras de la enfermedad y que se encontraban a la espera de que ésta se manifestase. Pero ahora que había una suelta, no tardarían mucho en desatarse los demás.

En el momento en el que alcanzó su moto, la mano le temblaba tanto que las llaves se le cayeron dos veces antes de lograr encenderla. No había avisado a ninguno de sus compañeros. No habría servido de nada. Los infectados eran, simplemente, mortíferos. Aun así, tenía que avisar a su familia, tenía que convencerles de escapar de allí. ¿Escapar a dónde? Le interrogaba una parte de su cerebro. No lo tenía claro, pero tenía que hacerlo.

Una horda de zombies estaba suelta, y no pensaba quedarse sentada a ver lo que pasaba.

La enfermedad había aparecido hacía 20 años de manera completamente desconocida. Hasta ahora se había mantenido bastante localizada en las ciudades del sur, pero era completamente impredecible. Tampoco se tenía muy claro cómo se contagiaba, ya que los infectados mataban a casi todas las personas de su alrededor. Su locura asesina solía durar una semana, hasta que el cuerpo, que no se había alimentado ni hidratado en siete días, finalmente moría.

Su cerebro iba a mil por hora mientras recorría el camino que tantas veces había hecho. Dejó tirada la moto en frente de su portal. Total, si iba a haber un apocalipsis zombie, no creía que nadie se fuera a molestar en robarla. Echó a correr escaleras arriba, y llamó a la puerta con insistencia, olvidando completamente que las llaves tintineaban en su bolsillo.

Su padre le abrió. Su cara estaba completamente seria e inexpresiva. No dijo nada, sólo se volvió hacia el salón y se sentó al lado de su madre en el sofá. Su hermana se encontraba en la butaca, y los tres miraban ensimismados la televisión. En ella, una sucesión de imágenes mostraba el edificio de BioNova Tech rodeado por la policía y bomberos, que eran atacados indiscriminadamente por un grupo de infectados. Olivia contuvo el aliento. Los portadores habían manifestado la enfermedad casi al unísono cuando una persona sucumbió a ella. La comentarista narraba, voz en grito, lo que sucedía. La científica corrió a las habitaciones recogiendo sus pertenencias más útiles y volvió al salón con un par de mochilas llenas a rebosar, para encontrarse a su familia exactamente en la misma posición. Comenzó a chillar desesperada. Pero su padre simplemente apartó la vista de la televisión para fijarla en ella. Lentamente, comenzó a hablar.

— ¿De qué sirve huir? Si los infectados comienza a matar a la gente, y otras personas empiezan a contraer la enfermedad, da igual a dónde huyamos. —Olivia empezó a formar un alegato desesperado. —¿Y si tú estás contagiada? ¿Y si al final nos matas tú misma?

La joven se quedó paralizada. No se le había pasado por la cabeza esa posibilidad. Con un nudo en la garganta miró a su familia. Ellos sí lo habían pensado, es más, estaban bastante convencidos de ello. Pero seguían allí, no habían huido.

Se sintió conmovida al mismo tiempo que la rabia inundaba hasta la última fibra de su ser. Se dio la vuelta y se dirigió a su habitación. Cerró por dentro.

No se había despedido de su familia, no hacía falta. De acurrucó en el suelo y simplemente esperó.

Despertó de un sueño inquieto con unos golpes en la puerta. Se levantó para abrir. Pero entonces lo oyó. Un grito, claro, fuerte y, sobre todo, desesperado. Por un momento no supo si el sonido había venido de fuera o de si misma. Pero supo que había comenzado.

  • Objetivo: #2 Crea un relato en el que aparezcan zombis
  • Objetos ocultos: #3 Una jeringuilla y #8 Un extintor


4 comentarios:

  1. Muy buenas!
    El micro me ha sorprendido bastante, ¡no esperaba el final! es muy siniestro con pocas palabras, la verdad, porque ¿por qué está encendida la tele? ¿alguien no quería que el niño supiese que estaba solo? e.e


    Sobre el relato: has llevado la tensión muy bien, de los mejores en ese sentido que he leído en lo que va de reto. Narrarlo desde el punto de vista de la científica me ha gustado bastante, y pasar de algo tan cotidiano como una visita guiada a un apocalipsis zombi le da más dimensión al problema.
    Siento que este puede ser un objetivo un poco repetitivo pero lo estáis llevando bastante bien y me alegro, así que mi enhorabuena!

    Sobre erratas, solo he visto algún guión de acotación de diálogo que no está pegado a la acotación, pero nada muy importante, está muy bien. Enhorabuena!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras!
      Me alegro mucho de que te hayan gustado los relatos de este mes! Para mí era la primera vez escribiendo sobre zombies y la verdad es que la idea se me ocurrió de un sueño que tuve jijiji
      Un saludo!

      Eliminar
  2. Genial forma de desatar el caos. Me ha encantado, la naturalidad del incidente y la presentación del suceso me han enganchado por completo :P Tienes algún fallito tonto como que la primera vez que nombras la empresa la llamas sin espacios, pero luego los añades en las siguientes veces. Casi al final pones esto "De acurrucó en el suelo y simplemente esperó." que es otro fallo tonto. pero en general buen avance, buena dirección, quizá se siente demasiado lento al principio y muy rápido al final, pero es una aceleración que no desentona, aunque sí es así, no sientes que el relato termine abruptamente, le pega tal cual. confieso que tiene un parecido atroz con el micro que iba a hacer este mes, así que es probable que lo enlace tarde o temprano xD

    en cuanto al micro, totalmente inesperado, pensaba que la abuela era un cadáver ya, que la había matado el protagonista, o que era un espíritu sin más y el personaje protagonista estaba chalado. Pero al llegar la policía creí que era por el asesinato y no por lo que resulta ser. Curioso.

    Enhorabuena por tus 13op y ánimo con marzo ^^

    .KATTY.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay muchas gracias por las correcciones! Me las apunto!
      Qué curioso que se parezca al que tu pensabas! Me encantaría verlo enlazado!
      Y me alegra haberte sorprendido con el micro:D
      Un saludo!

      Eliminar